La actividad física pone al niño en relación con el entorno desde los primeros años de vida. A los cinco o seis años podrá empezar a practicar una actividad física, la técnica deportiva la adquirirá sobre los ocho años pero ¿sabes de la importancia del deporte en la edad escolar?
Un deporte para cada edad y cada niño
👶 Deporte en los primeros años de vida
La actividad a realizar en los primeros años es la psicomotricidad y posteriormente la llamada educación física de base, que reforzará y ampliará todos los aprendizajes psicomotrices: equilibrio, percepción espacio-temporal, conocimiento del propio cuerpo, carrera, trepar, saltos, reptar, lanzar, recibir… Trabajarán siempre de forma libre y espontánea. Podemos guiarles, pero el niño probará de encontrar las soluciones a las diferentes situaciones motrices planteadas.
El miedo a las caídas es algo común pero tenemos que recordar que el momento de caer es éste, cuando son pequeños, y que no hay mejor manera de aprender el equilibrio. Esto es difícil cuando vemos a nuestro hijo de cuatro años corriendo por una pendiente pronunciada, pero se le puede decir «¡poco a poco!», en lugar de «¡para, que te caerás!». Él ha de conocer el riesgo y nosotros, como padres y madres, le tenemos que explicar por qué lo hay.
Si trepa, observaremos la superficie donde puede caer y calcularemos si los riesgos son importantes: la arena o el césped no suponen un riesgo muy elevado, en cambio en el asfalto el impacto es muy fuerte, así como en las piedras y en las superficies en forma de punta o canto, como el filo de las aceras. Sería muy arriesgado que una criatura suba a una escalera plegable cerca de la acera, en cambio en medio de un campo de fútbol el riesgo sería muy pequeño, tan solo tendremos que vigilar que no se mueva la escalera.
Ahora bien, ¿cómo tenemos que vigilar a nuestro hijo cuando trepa? Y sobretodo, ¿cómo tenemos que sujetarle? Debemos estar cerca y pendientes de la toma braquial, es decir, lo sujetaremos entre el codo y la axila, que es el mejopr punto de sujeción. Si lo tomamos por el brazo y hacia arriba, en el momento del desequilibrio no caerá pero se espantará un poco y reconocerá el error, un aviso suficiente para no reproducirlo en el futuro. En cambio, si lo tomamos de la mano o del antebrazo puede hacer un movimiento de rotación con el cuerpo y caer de plomo o bien producirse una lesión en la articulación de la muñeca. Otra opción es cogerlo por el tronco, pero es más difícil.
Recuerda que no hay niños patosos. Desde que el niño nace hasta que se propone comenzar una práctica física determinada se le tiene que animar a moverse y nunca se tiene que utilizar la palabra patoso, torpe, que es un término muy negativo y desmerece el esfuerzo de la criatura. Todavía peor es decírselo frente a otras personas para excusar una caída, patinada, empujón, etc. Los niños captan las emociones y con esta palabra le estaremos creando inseguridad en su propio cuerpo, que es la herramienta que le acompañará toda la vida. Si él se siente inseguro, actuará de forma poco diestra sin lugar a dudas.
Todo el mundo tiene un deporte o actividad física ideal, tan sólo hemos de saber los factores de influencia y observar. Los niños torpes no existen, depende únicamente de si la práctica es adecuada para ellos. Ver a un yudoca haciendo atletismo o a un jugador de baloncesto practicando fútbol muy probablemente nos puede hacer reír, en cambio dentro de su disciplina seguro que lo hacen bastante bien.
👧 A partir de los 5 años
Como se ha dicho, la edad mínima para comenzar a practicar una actividad deportiva concreta es a los cinco años, y tenemos que procurar no iniciarles antes, al menos desde una vertiente competitiva. Puede darse el caso que nos ofrezcan actividades para iniciar el proceso de familiarización con el medio, como es el caso de las actividades en el medio acuático donde la familiarización se ha de hacer antes para comenzar a trabajar aspectos de aprendizaje básico. En este caso podemos comenzar a los 3 años, y se tratará de que el niño conozca el espacio y la diferencia entre el medio terrestre y el acuático.
A los cinco años el aprendizaje ha de ser global, nunca se ha de especializar al niño en un deporte concreto y, si se hiciera esto, la frecuencia no tendría que ser superior a un día por semana. La memoria motriz (donde se graban todos los movimientos) está activada al cien por cien y si sólo realizáramos un deporte o una actividad física concreta dos o tres veces por semana limitaríamos esta gran capacidad de memorización de los movimientos corporales. Queda claro, pues, que la actividad ha de ser rica y variada.
👦 A partir de los 7 años
A los siete u ocho años ya se puede practicar un deporte dos horas a la semana sin que se esté produciendo una especialización precoz. Lo más importante es que la criatura aprenda el gesto propio del deporte, la técnica, y que se lo pase bien sin finalidades competitivas.
Hacer deporte y competir
Muchas veces hay niños que desean hacer un deporte competitivo y sus padres o tutores no lo quieren. Si el motivo es que todavía no tiene la edad es comprensible o hasta necesario para evitar la especialización precoz. En cambio si es porque no os gusta la competición, pensad que la competición en sí misma no es mala, porque se ha de aprender a competir: saber ganar y perder es importante. La competición en deportes individuales refuerza la seguridad en uno mismo y en deportes de equipo ayuda a trabajar en grupo por un objetivo común: jugar bien.
La competición ha de ser un factor más, no el único ni el más importante. El problema puede aparecer porque todavía hay monitores de criaturas que actúan imitando el deporte de élite o de alta competición. La finalidad del deporte base es educar en el ámbito personal y deportivo, no formar competidores. Lamentablemente, el mimetismo del deporte de alta competición ya lo hacen muchos niños a través de los medios.
Factores de influencia para escoger deporte
El primer y único factor de influencia ha de ser la motivación del niño desde el punto de vista lúdico. Ésta es la que ha de experimentar el niño. ¿Cómo responder si vuestra hija de seis años os pide hacer ballet o danza y sabéis que no tiene demasiado equilibrio para esta práctica? ¿La tenemos que animar o no? La respuesta es sí, la tenemos que animar a probarlo.
Desde una finalidad de rendimiento, la mayoría de autores defienden que la mejor edad para la adquisición de una técnica deportiva es de los ocho a los doce años. Ahora se puede profundizar en la técnica y es lícito practicar diversas veces por semana. Si se quiere cambiar de disciplina deportiva, es mejor no hacerlo cuando el cuerpo está en pleno desarrollo y cambia muy deprisa, es decir, cerca de los 12 años, sobretodo en caso de las niñas. Si han de aprender movimientos complejos, en esta edad les costará más. Sería mejor esperar al final de la adolescencia. Es preferible que la actividad escogida sea similar, se haya practicado anteriormente o no presente muchas dificultades de coordinación. Pero, si a pesar de ello quiere y puede probarlo, adelante.
Si hablamos de deporte recreativo o desde la vertiente del tiempo libre, no hay ninguna limitación de edad para practicar actividad física o deporte.
El momento idóneo para comenzar a practicar un deporte lo marca el momento de desarrollo de la motricidad. El aprendizaje motor y intelectual no es lineal, se desarrolla y se estanca para comenzar otra vez, y así sucesivamente. Si nosotros somos intuitivos y observamos al niño podremos acertar juntos el momento. Este coincide muchas veces con sus ganas de hacerlo, porque él mismo ve que cada vez que lo practica (con los compañeros en el patio o en las clases de educación física) le sale mejor y está motivado y seguro de él mismo.
Actividad física familiar
Los niños y niñas juegan y se mueven de forma natural y espontánea, ¡participemos con ellos! Siempre lo podemos hacer, ni que sólo sea un momento, y también en forma de animación verbal: «¡Muy bien! ¡Esto no lo podías hacer antes!». Puede que nos responda que un compañero de clase lo hace mejor o desde hace mucho tiempo. Y aun así, lo que es realmente importante es que él lo ha hecho y no lo había hecho nunca antes, sólo por ello ya le podemos felicitar. Seguro que tomará seguridad.
Además, desde casa les tenemos que animar, ya desde pequeños, a realizar actividad física variada, y a aprender que practicar deporte no es la única herramienta para mantener una buena salud. Pasear, hacer excursiones, bicicleta, correr, nadar, esquiar, hacer yoga, taichi, o cualquier otra actividad física en familia nos ayudará a mantener una buena salud física y emocional. Si paralelamente se realiza deporte, mejor.
Criterios para escoger un deporte o actividad física concreta
- Fomentar la participación del niño en diversos deportes antes de la especialización, que se producirá entre los ocho y los doce años. Así ampliaremos el repertorio motriz el máximo posible sin orientar antes de hora al niño hacia una actividad motriz determinada.
- Asegurar que las primeras experiencias motrices en el deporte escogido sean satisfactorias. Animar y potenciar los aspectos positivos si las primeras experiencias no lo son.
- Escoger la mejor experiencia motriz que haya probado, pero antes hemos de ver si la podrá seguir haciendo siempre (si es una actividad competitiva tendremos que preguntarnos si tiene continuidad en el tiempo).
- Analizar los pros y contras de la actividad deportiva y buscar información.
- Potenciar el valor de la diversión por sobre del entrenamiento deportivo y de la competición si la hubiera.
Ahora que ya conoces la importancia del deporte en la edad escolar, ¿te animas a fomentarlo con tus hijos?.