Al abordar este tipo de recurso, debemos tener presente la importancia de los videos en la educación y su aplicación. Debemos ser conscientes de que el contexto en el que nos enmarcamos es eminentemente práctico, y el bien final a cualquier reflexión sobre este tema, debería ser una meta práctica, es decir, aplicar el uso de las nuevas tecnologías en el aula y muy especialmente ser conscientes de que es una tecnología ya madura, que lleva años con nosotros, y ha evolucionado mucho durante este último siglo formando parte de nuestro ecosistema de casa.
La televisión apareció en los años 30, y ha evolucionado de forma imparable durante todo ese siglo, pero lo cierto es que en las escuelas muchas veces la seguimos utilizando de la misma manera en la que la hubiéramos podido utilizar en los años 30.
Utilización del vídeo como herramienta educativa
La idea es que podamos pensar en otros usos o en cómo usarla bien. Existen diferentes artículos y reflexiones como este de la UNED, que avalan el papel que juegan los vídeos en la educación, por lo que vamos a hacer un recorrido por los errores clásicos a la hora de utilizar el vídeo como recurso didáctico:
📺 El primero de los pecados, es pensar que el vídeo sólo está allí para verse como la televisión, que sólo la podemos ver. Sin embargo, el vídeo está ahí también para que el alumno pueda, podamos crear cosas dentro del aula. Dentro y fuera del aula diría yo, para aprender cosas. Porque nuestros alumnos hoy más que nunca tienen la posibilidad de crear vídeos, y nosotros como profesores podemos crear vídeos con los que nuestros alumnos aprendan, y eso es clave tenerlo en cuenta.
⌚ Resulta también un “pecado capital” creer que los programas de vídeo para educación deberían durar entre 15 y 20 minutos, lo cual está basado en algunas teorías psicológicas sobre la atención. Lo cierto es que un vídeo aburrido, es aburrido tanto si tiene tres minutos como si tiene 100. Si es un gran vídeo o es una película te engancha absolutamente.
🤔 Un tercer pecado, es que a menudo el vídeo lo maneja sólo el profesor, el típico: yo llego, pongo mi vídeo, pongo a mis alumnos a que vean el video y después lo quitó, y hago preguntas o hago lo que tenga que hacer. Nos tendremos que preguntar si a lo mejor deberíamos dejar en manos de nuestros alumnos el mando, para que ellos puedan decidir cuándo parar el video, hacer preguntas, cuándo adelantarlo, cuándo atrasarlo, cuándo volver a ver una parte porque son ellos, son ellos los que tienen que aprender cosas con ese vídeo, no nosotros. Nosotros ya hemos buscado el vídeo, los que están aprendiendo son ellos y la clave es que nuestros alumnos aprendan cosas, más y mejores cosas.
📖 El cuarto pecado que nos llevará al infierno de los educadores es pensar que cuando se usa un video se usa con un objetivo didáctico específico, es decir, tengo un objetivo, quiero que mis alumnos aprendan tal cosa, pues les busco un vídeo para que aprendan tal cosa. Hoy en día el planteamiento es un poco más grande y un poco más extenso, se trata de que nuestros alumnos aprendan competencias u objetivos más complejos e integrados en otras cosas y para que eso se dé, no sólo necesitamos un video o un ordenador, o un libro de texto o un material.
👩💻 Nuestro quinto pecado, deberíamos decir que los programas que se usan no deberían quedarse solo en nuestro centro, en nuestra escuela o en casa, deberían poder estar abiertos, subidos en internet de manera que cuando nuestros alumnos quieran puedan acceder a ellos desde donde quieran, que incluso tengan la posibilidad de interaccionar con el material y modificarlo.
📢 Como penúltimo pecado, deberíamos olvidar, esa obsesión por quién es el emisor y quién es el receptor. Actualmente deja de ser tan relevante, no es que no exista seguramente en este momento, vale, ahora yo soy el emisor y vosotros sois los receptores pero que pasa cuando el material pasa por sus manos y rebota hacia otros. Este modelo de comunicación es bastante más restrictivo de lo que las redes nos permiten hoy en día con lo cual dejemos de pensar en quién es el emisor y quién es el receptor, pensemos en qué estamos aprendiendo y cómo lo estamos aprendiendo. Si para ello todos tenemos que hacer de emisores o todos intentamos hacer un poco de receptores o todos hacemos en determinados momentos diferentes papeles pues bienvenido sea.
👨🏫 Y por último, el séptimo pecado, tiene que ver, no sólo con el vídeo sino con casi todas las tecnologías, las cuales creo que son vitales, pero tenemos que saber que en primer lugar es un error pensar que el vídeo pueda sustituir a un profesor.
¿Un vídeo puede sustituir a un buen educador?
Cuando un profesor es un buen profesor, no hay vídeo que pueda sustituir su potencial y resultado. Se han hecho muchos estudios en los que, por ejemplo, se han comparado veinte minutos de vídeo con 20 minutos de explicación de un buen profesor, y lo cierto es que siempre la balanza se inclina del lado del buen profesor, del que da bien su clase, del que explica, del que mira a los ojos, del que te da el ejemplo que tú necesitas y te lo repite de las formas más diversas para que tú puedas entenderlo. Y eso no quita para recordemos siempre que los profesores no somos insustituibles.
Hay una frase que es bastante conocida, que dice que si hay un mal profesor siempre será mejor ver un buen video que oír a alguien que no tiene ninguna intención de prepararse lo que está diciendo, pero un buen profesor nunca podrá ser reemplazado por un vídeo aunque también sean importantes y un buen complemento educativo.